jueves, 20 de agosto de 2015

Sin Papeles. (Artículo extraído del Blog de Adoptivanet)

Tengo dos hijos, dos hijos adoptados y que estaban indocumentados, no se había registrado su nacimiento ni tenían un nombre legal en el momento en que los conocí. Uno no existió hasta casi los dos años de edad, el otro tuvo más suerte y antes de los 6 meses ya tenía documentación, nombre legal y nacionalidad. Recuerdo la sensación de tristeza y desesperación al ver que las personas que debían ocuparse de estos niños, de facilitarles el poder tener una familia, no hacían su trabajo. 

Pero... durante el tiempo en el que tuve que esperar y tramitar su documentación, e incluso antes de esto, en otros orfanatos en los que he estado,  he conocido otros niños y niñas que nunca han llegado a tener documentación, a I. que murió de malaria, no le pusieron la mosquitera, a R. que murió de deshidratación, nadie le dio de beber después de dos días con diarrea, a F. y H. que murieron de neumonía antes de cumplir los 6, no les llevaron al hospital a tiempo, a Y. que un día ya no apareció... 

Resuena en mi cabeza aún el comentario de una trabajadora de una ECAI cuando empezaba con todo el proceso sobre un niño que acababa de conseguir sus papeles, a los 8 años, cuando llevaba desde recién nacido abandonado en un centro. Las cosas van lentas.

También recuerdo a A. condenado a no tener nunca papeles porque ha nacido en otra ciudad y como no mandan los papeles necesarios nadie va a ir a buscarlo, o a H. que no los tendrá porque es hijo de inmigrantes ilegales, abandonado, y nadie va a hacer las gestiones para inscribirlo, tampoco se le reconocerá la nacionalidad. 

Mis hijos provienen de un país que ha cerrado las adopciones internacionales, no porque no existan niños en situación de ser adoptados, están allí, cada día más, incluso con documentación, sino por razones ideológicas y políticas. Entre estas razones no está las que esgrimen algunas organizaciones para evitar la adopción internacional, un niño sin papeles no puede ser el futuro de un país, un niño que no tiene una familia que lo protege, ni un govierno ni una sociedad que vela por él. Un niño sin papeles no existe, no tiene accceso a la educación, no tiene acceso a la sanidad, es el objetivo de cualquier tipo de abuso.

No se puede cerrar la adopción internacional en un país si no se dan a la vez las garantías de protección a estos menores, huérfanos o abandonados.  

Es por estos motivos por los que este mensaje que compartimos y que ha sido publicado por la Plataforma en Defensa de la Adopción Internacional en su página de Facebook nos llega especialmente.

Esta mañana nos hemos despertado escuchando en la radio que la adopción internacional ya no es necesaria y que esta era la causa del llamado "desplome" de la adopción internacional ... y hemos pensado, ¿hemos viajado en el tiempo?!

El mes pasado hemos perdido 3 bebés en uno de los orfanatos con los que colaboramos, la misma semana, pero otros muchos correrán igual suerte, sin nombre ni identidad, por tanto sin aparecer en estadísticas en centros donde se acumulan niños que cada día solo esperan que llegue el día siguiente. Niños "sin papeles" que porque les falta un sello o una firma se quedan ahí, congelados en el tiempo, privados de los brazos de una madre y un padre que les esperan y les quieren sin conocerles.

¿Alguien sabe lo que supone que se te muera un niño en brazos a quien nadie quiere ni siquiera llevar al médico porque su nombre es X? 


El decir que la adopción internacional ya no es necesaria en determinados países donde los orfanatos acumulan miles de niños es una gran falta de respeto hacia cada uno de esos niños que son borrados del mapa simplemente porque representan un gran problema que nadie sabe como resolver.

En su país, las autoridades no saben como mantenerlos, tampoco quieren que salgan a otro país, porque el orgullo nacional no permite reconocer que no pueden ocuparse de ellos. Esto sí es una realidad: molesta reconocer que los niños invisibles son reales por lo que esto implica, cada uno de ellos representa un cúmulo de desgracias, porque ninguna madre dejaría a su hijo en un orfanato si tuviese una mínima posibilidad de cuidarle.

Lo que es nuevo es que nuestras propias autoridades sean las que digan que la adopción internacional no es necesaria, simplemente por no asumir lo que implica que funcione. Un cambio de modelo radical y más apoyo para sensibilizar y luchar por ofrecer otra realidad a los niños invisibles que cada día desaparecen de este mundo sin que a nadie les importen.

Fuente: Artículo publicado en el Blog de Adoptivanet. (www.adoptivanet.blogspot.com)

Querida mamá de un niño adoptado. Kathy Lynn Harris (Maravilloso e Imprescindible Artículo sobre Adopción)

Querida mamá de un niño adoptado,

Te conocí en una clase de educación para la adopción. Me encontré contigo en la agencia. Te vi en la clase de mi hijo. Te vi en internet. Fui a verte a propósito. Pero también te vi por casualidad.

No importa. La cosa es te reconocí a la primera. Reconozco la tenacidad obstinada. El coraje. La lucha. Porque todo lo que tenías era una decisión y nada de lo que tenías era fácil. Eres el tipo de mujer que hace que las cosas pasen. Al fin y al cabo, conseguiste que esto ocurriese, lograste la familia que tienes.

Quizá rezaste por ello. Quizá tuviste que convencer a tu pareja de que era lo adecuado. Quizá lo hiciste sola. Quizá la gente te dijo que te conformases con lo que tenías. Quizá alguien te dijo que tu destino era no tener al hijo que ahora acaricias. Quizá alguien te advirtió de lo que le pasó al amigo del vecino de su primo. Quizá los ignoraste.

Quizá llevabas años planeándolo. Quizá tuviste una oportunidad. Quizá gastaste los ahorros de tu vida. Quizá no era tu primera opción. O quizá sí.

Sea como fuere, te reconozco. Y veo cómo te aferras a ello. A veces con demasiada fuerza. Porque eso es lo que se suele hacer, ¿no?

Sé todos los libros que te leíste. Los que todo el mundo lee sobre los patrones del sueño y sobre los beneficios de la tela frente a los materiales desechables... Pero muchos más. Los que tratan sobre los trastornos del apego, sobre los bancos de leche, sobre los bebés que nacen con adicción al alcohol, a la cocaína, a la metadona. Libros sobre retraso cognitivo, sobre deficiencias en el lenguaje. Sobre instituciones de apoyo y asesoramiento, sobre impuestos y seguros, sobre los pros y los contras de la adopción abierta, sobre derechos y leyes...

Sé lo que es la identificación por huellas dactilares, lo que son los primeros tests, los informes de crédito, las entrevistas, las referencias. Conozco las (muchas) clases que hay. Conozco la frustración que produce un papeleo burocrático sin fin. Las horas de echar cuentas y de organizar todo tipo de campañas y ventas para conseguir dinero.

Sé que nunca perdiste de vista lo que querías.

Sé lo que sentiste cuando recibiste esa llamada: ese subidón interno que te llevó hasta lo más alto. Y luego el bajón de pensar que, bueno, estas cosas también fracasan.

Quizá se lo contaste a tu madre y a un par de amigos íntimos. Quizá se lo gritaste al mundo. Quizá te diste el capricho de decorar la habitación del bebé, de comprar una sillita para el coche. Quizá te compraste una mantita suave, sólo una, y te la llevaste a la mejilla cada noche.

Sé las visitas que hicieron a tu casa. Sé que se te agrietaron los nudillos de limpiar cada milímetro de superficie la noche de antes. Sé que se te quemó el pastel de café y que justo antes de que el trabajador social llamara al timbre, tú te estabas retocando el rímel.

Sé que hubo visitas de seguimiento, cuando tú llevabas tres semanas sin dormir porque el bebé tenía cólico. Sé que querías demostrar a toda costa que tenías todo bajo control, aunque hubieras vuelto a trabajar y a echar horas de más... Quizá sin baja por maternidad, sin la familia, sin los platos ni las flores ni los globos de bienvenida.

Te he visto en muchos países, en tierras lejanas, en hoteles sucios, gastando tus vacaciones laborales, luchando por entender qué te están prometiendo y qué no. Luchando por dar tu amor a ese pequeño que está desorientado y tiene miedo. Esperar, desear, saludar, amar, volar, acoger, volver a casa.

Te he visto esperando en la puerta del hospital cuando nació el bebé, tratando de dilucidar cuál era tu lugar en esa escena. Te he visto la cara cuando oíste que una enfermera susurraba a la madre biológica que no tenía por qué seguir adelante con ello. He visto cómo dabas a la madre biológica todo tu respeto y paciencia y compasión en esos momentos... mientras te mordías el labio y cerrabas los ojos, sin saber si cambiaría de opinión, si todo había sido un sueño que llegaba a un abrupto final en un ambiente estéril. Sin saber si ese era tu momento. Sin saber casi nada.

Te he visto mirar al bebé a los ojos, preguntándote si es realmente tuyo, preguntándote si puedes tranquilizarte lo suficiente como para dejarte llevar.

Y entonces, coges al bebé en tus brazos, en casa, esa primera noche. Con sus deditos entrelazados en los tuyos. Con su corazón latiendo contra el tuyo.

Conozco esa sensación. Esa perfecta y esperanzadora felicidad.

También conozco el día de la adopción. Los nervios esa mañana, el juez, las formalidades, el alivio, la alegría. El soltar un suspiro que quizá ni siquiera sabías que llevabas aguantando durante meses. Meses.

He visto que conociste a los padres biológicos y a los abuelos semanas o años después. Te he visto compartir a tu hijo con desconocidos que tienen su misma nariz, su sonrisa... Gente que lo quiere porque es uno de ellos. He visto que lo coges por las noches después de esas visitas, cuando está un poco revuelto y confundido y sólo quiere coger un peluche y apoyar su cabeza en tu hombro.

He visto tu preocupación cuando a tu hijo le mandan en el colegio que haga un árbol genealógico. O cuando le piden que lleve fotos de su papá para comparar los rasgos que ha heredado. Sé que te preocupas porque puedes proteger a tu hijo de muchas cosas... pero no puedes protegerlo de ser diferente en un mundo tan propenso a celebrar la homogeneidad.

Te he visto en la consulta del médico, rellenando el historial médico y dejando huecos en blanco, signos de interrogación, esperando que esos espacios no se conviertan después en un problema mayor.

Te he visto responder a las preguntas complejas, a las preguntas que tienen que ver con el por qué, y con el cuánto, dónde, quién, ¿cómo, Mamá? ¿Cómo?

He visto que te preguntabas cómo reaccionarías la primera vez que escuchases el temido: "Tú no eres mi mamá de verdad". Y te he visto sonreír con dulzura ante esa cuestión, manteniendo la calma y el cariño, hasta que te encierras en el baño y amortiguas el llanto con el sonido de la ducha.

Te he visto avergonzarte un poco cuando alguien le dice a tu hijo lo afortunado que es por tenerte. Porque sabes con todo tu ser que es al revés.

Pero, ante todo, quiero que sepas que he visto cómo miras a tu hijo a los ojos. Y aunque nunca veas en ellos un reflejo de los tuyos, ves algo igual de potente: un reflejo de tu amor absoluto e imparable por esa persona que creció entre tus lágrimas y risas, y cuya pérdida sería la pérdida de ti misma.

***

Escribí este artículo después de leer la disertación de Lea Grover titulada 'Dear Less-Than-Perfect-Mom' [Querida mamá lejos de ser perfecta]. El post de Lea era maravilloso y me hizo reflexionar sobre las madres que hemos encontrado a nuestros bebés a través de la adopción y que hacemos frente a retos únicos. Espero que lo disfrutes, tengas o no un hijo adoptado. Este post apareció originalmente en el blog de la autora, KathyLynnHarris.com, fue publicado con anterioridad en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco

Fuente: Blog de HUFFPOST Estados Unidos... Y como indican en el párrafo anterior, extraído a su vez del blog de la autora Kathy Lynn Harris.

Maravilloso e Imprescindible artículo sobre Adopción y las mamás adoptivas.

Diferencia entre madre “verdadera” y madre biológica. (Articulo extraído del Blog Al Otro Lado del Hilo Rojo).

-¿En “confianza” qué sabes de su “madre verdadera”?
- Su madre verdadera soy yo…
-No, ya sabes a qué me refiero…
-No, tú no sabes a lo que me refiero yo.  Su madre,  la de verdad, la que mis hijos conocen, a la que acuden con sus males o sus miedos, con sus logros y conquistas,  soy yo, La “otra” , su madre biológica,  es su madre...imaginaria.

Porque piensan en ella, claro que sí, y sí, mi hija la recuerda, pero de una manera vaga y borrosa, así que lo que no recuerda , las lagunas que de ella tiene, las salva con su imaginación. Su hermano, mi hijo pequeño, no recuerda nada, no tiene una figura, un retrato en su memoria, pero se la imagina, y se pregunta qué pasó, por qué no pudo cuidarles y si todavía se acordará de ellos y si les seguirá queriendo. No entiende aún muy bien lo que significa extrema pobreza, ni renuncia, pero entiende que nació de otro vientre, un vientre lejano que le albergó y qué ha sido un niño muy deseado, tanto como para recorrer cielo y tierra durante más de siete mil kilómetros para llegar a encontrarlo. Diana se enfada, le hubiera gustado que la encontrara antes, vivir con nosotros lo que ha visto vivir a  su hermano, poder evitarse tanto… Pero no se queja, o si…lo hace a su manera, cuando me demanda que la siente en mis piernas (cuando por corpulencia casi tendría que sentarme yo en las suyas) y que juguemos a bebés en un intento de recuperar el tiempo perdido…

Tanto el uno como la otra se imaginan y fantasean, hablan y entre los dos aportan sus pensamientos y se van forjando en torno a esa figura esencialmente imaginaria, un pasado que a menudo verifican o contrastan con respuestas difíciles que me demandan.

Construir un pasado sin imágenes, sin una tradición familiar de boca a boca, sin alguien que te cuente cómo eran las personas de las que desciendes es difícil, pero tenemos la obligación de ayudarles en eso. Darles herramientas para que se expresen y estar  muy atentos a las señales de demanda.

Cambiar palabras no cambia un pasado pero lo hace menos perturbador. Nuestros hijos,  no provienen de situaciones idílicas, pero podemos ayudarles a que las asimilen.¿Cómo? Escogiendo bien las palabras que implantamos en su memoria. No se trata de inventar nada sólo de hacerlo más digerible. Adecuar la información a su madurez –no a su edad- y admitir lo que desconocemos poniendo mucho cuidado en que nuestro  desconocimiento no les dé la impresión que guardamos un secreto, porque  ellos creen que lo sabemos todo, en todas las áreas de la vida.

Y cuando alguien les pregunte –que lo harán-, sobre su madre” verdadera” sean capaces de mirar a los ojos a quien les inquiera y responderle  que tienen dos, una madre biológica que les llevó en su vientre y les trajo al mundo,  por la que tienen esos hermosos ojos de media luna y una madre que les cuida y les enseña a responder preguntas inoportunas y a la que deben esa paz y la sonrisa con la que responden.

Fuente: Artículo del (Recomendado) Blog "Al Otro Lado del Hilo Rojo". (www.alotroladodelhilorojo.blogspot.com)

Los problemas con el Apego en niños adoptados.

Charo Blanco GuerreroPsicóloga. Psicoterapeuta Infantil.

Centro Concilia. Málaga. Especializado en familias adoptivas y trastornos de conducta.

 

estudiar leyendaCuando me piden que escriba algo sobre niños adoptados que pueda ayudar a los padres adoptivos, empiezo a pensar instintivamente en los menores que he visto en las últimas semanas y en las dificultades que tienen, casi siempre me vienen a la memoria los relatos de los padres,  refiriéndose a los problemas en el cole: falta de atención, poco rendimiento, retraso en el ritmo de la clase  y todo ese conjunto de síntomas que los profesores recuerdan en cada tutoría con mucha insistencia y con poca tolerancia en algunos casos.

A veces me pongo en el lugar de esos padres que temen que llegue el día de la dichosa tutoría, porque tienen miedo de escuchar de nuevo las mismas quejas de siempre, sintiéndose un tanto cuestionados en su capacidad como educadores. Esta situación se suma también a las dificultades en casa que están relacionadas de la misma manera, con la falta de límites, con la falta de atención y con una rabia a veces desproporcionada  que aparece con frecuencia ante el más mínimo atisbo de contrariedad.  Todos los padres adoptivos ya tienen bastante integrado que el grado de tolerancia a la frustración en sus hijos, es escaso y esta es quizás la base de la mayoría de los conflictos en casa.

Intento transmitirles un mensaje de calma para que puedan filtrar toda esta información que les desborda porque ellos mejor que nadie conocen a sus hijos y ven el esfuerzo que hacen cada día y el reto que supone para ellos una enseñanza estandarizada que no entiende de adopción, ni de trauma temprano ni de maltrato infantil previo, ni de muchas otras secuelas tan presentes en ellos. Algo en lo que desgraciadamente nuestros niños adoptados se hicieron expertos tempranamente.

apegoleyendaCon toda la perseverancia y el convencimiento de los que soy capaz, les digo a los padres que más que el resultado en matemáticas o en sociales, debe preocuparles los sentimientos y la expresión de las emociones que perciben en sus hijos, porque este es el único indicador del grado de éxito que la experiencia de la adopción está teniendo en los menores. Que se pregunten a menudo si su hijo/a es feliz, simplemente esto, al margen de las calificaciones escolares.

Por esto y porque percibo cada vez más en padres con un nivel de formación alto, que el grado de expectativas y de exigencias con respecto al rendimiento académico, es también alto y esto hace que en su afán por cumplir con esas expectativas, algunos niños adoptados realicen un tremendo esfuerzo por complacer a los adultos de su entorno: padres, profesores y demás familia. Esta cuestión me preocupa cada vez más, por eso quería hoy referirme a ella.

Me encuentro a menudo con niños que están muy desconectados de sus emociones y que muestran una sobreadaptación al entorno, que esconde a veces una rabia contenida y un grado de frustración elevado, que algunos padres no perciben. En la pre-adolescencia conozco casos de niños que estallan en situaciones que los padres nunca hubieran imaginado y todo esto tiene que ver con el miedo que tienen a defraudar a su nueva familia. A veces los niños pasan de una complacencia ejemplar a una violencia y agresividad extremas. Cuando un niño tiene que lidiar diariamente con el reto que supone establecer relaciones con sus iguales, sin sentirse discriminados por sus rasgos o por su condición adoptiva, atender de forma adecuada en clase, realizar todas las tareas que le son encomendadas y confirmar con sus padres ese estrecho vínculo que tanta inseguridad les causa y del que tanta necesidad tienen……..todo ello supone un esfuerzo enorme casi titánico, que hace que agoten antes que otros niños, la energía y los recursos adaptativos tan frágiles que poseen.

Quería referirme hoy al estilo de apego  que establecen estos menores y a como en sus manifestaciones muestran muchas veces el miedo a ser abandonados de nuevo y a sentirse solos y que explicarían en buena medida las dificultades que se están encontrando algunos padres adoptivos en esa etapa tan temida como es la adolescencia.

La teoría del apego habla de una disposición genética para establecer relaciones de proximidad y se refiere sobre todo a la naturaleza especial de las relaciones cercanas, tomando como relación prototípica la que se da entre el niño y el cuidador/madre. Por eso es obvio entender que a los niños adoptados, les ha faltado de forma severa y a una edad temprana y clave para el neurodesarrollo, la atención sensible y empática  de sus necesidades afectivas,  mediante una experiencia de apego seguro con un cuidador competente. Esta etapa condiciona de alguna manera su forma de sentirse en el mundo y lo que esperan de él, casi siempre creando una desconfianza generalizada hacia las relaciones con los demás.

apego3leyendaLas figuras de apego se establecen en base a los adultos significativos que el niño percibe como estables y disponibles, y es a partir de ellos que el niño construye una representación afectiva de lo que es una persona. Una relación de calidad en las primeras etapas,  le hubiera permitido al niño disponer de una representación interna de sus figuras de apego, como disponibles pero separadas de sí mismo y esto  le hubiera servido como base de seguridad para explorar su entorno y a los extraños. La calidad del apego es tan relevante porque determinará en su desarrollo aspectos tan importantes como la empatía, la modulación de sus impulsos, deseos y pulsiones y sobre todo su capacidad para dar y recibir. Le dotará además de recursos para manejar situaciones emocionalmente difíciles y frustrantes como las separaciones y  las pérdidas.  Cuando un niño  no ha tenido la posibilidad de establecer un apego primario de calidad en el curso de su primer año o en el máximo de los dos primeros años de vida, puede presentar a menudo, déficits en su desarrollo, en especial en el ámbito de sus comportamientos sociales y en el desarrollo de su aprendizaje. Estos déficits pueden alterar la capacidad de vincularse de forma empática con los demás, así como obtener buenos resultados en los procesos de aprendizaje. Desafortunadamente todos estos déficits están muy presentes en todos los niños adoptados, ya que son precisamente esas circunstancias de adversidad las que le llevaron a una nueva familia. Son la base de la mayoría de las dificultades que manifiestan en todos los ámbitos, por eso  es tan necesario  que los padres adoptivos manejen esta información  y se convierta en una herramienta imprescindible en el día a día.

Existe una relación directa entre los trastornos de apego, trastornos de la empatía infantil y la incompetencia conyugal y parental. La experiencia clínica permite afirmar que en los malos tratos siempre hay un trastorno de apego.

 

TIPOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE APEGO

apegocorazonleyendaMe gustaría hacer también una breve descripción de los tres tipos de apego inseguro atendiendo a las conductas que presentan los niños, porque creo que puede orientar a los padres y ayudarles a entender  muchas de sus conductas estereotipadas.

 inseguro evitativo:  El niño tiene una representación de los otros como no disponibles y de sí mismo como capaz de controlarlo todo. Tiene muchas dificultades para la sociabilidad con sus iguales y sobre todo con los adultos. A menudo estos niños parecen excesivamente autónomos y autosuficientes. Se muestran de la misma manera en el contexto escolar como familiar.

 inseguro ansioso-ambivalente: Lo más destacado es que en el niño se observa que la conducta de apego está  activada la mayor parte del tiempo, ya que reclaman mucha atención. Nunca se sienten suficientemente amados o atendidos. Tienden a cronificar las conductas de dependencia y la representación de sí mismos como “indefensos y solos, no queridos”.

inseguro desorganizado: Lo presentan los niños más dañados con posibles procesos traumáticos. A menudo se observa en ellos cambios bruscos de ánimo con comportamientos desafiantes o violentos y a veces también una  inhibición excesiva. Muestran daño en el control de impulsos y en la regulación  de la agresividad.

Otro tipo de apego especialmente preocupante y que cada vez con más frecuencia observamos en niños adoptados es del tipo inseguro “complaciente”; se percibe en niños que están muy desconectados a nivel emocional, que muestran una necesidad exagerada por complacer  a todos y en especial a los adultos, sacrificando sus propias necesidades afectivas y manteniendo un nivel de auto-exigencia muy elevado destacando en el rendimiento escolar y demás actividades que realizan. Es a estos casos sobre todo a los que me refería al principio, porque es fácil que el sufrimiento del niño pase desapercibido a los adultos, ya que normalmente va cumpliendo las expectativas que sobre él se han depositado. A veces preocupa a los padres la frialdad excesiva que muestran en sus sentimientos y la tristeza que acompaña a su excesiva complacencia.

No quiero dejar de mencionar para aquellos padres que se inicien en la adopción, una conducta de apego muy estereotipada en los niños adoptados sobre todo a su llegada, y es del tipo “indiscriminado” y lo más destacado de ellos es que se muestran tiernos y amorosos con cualquier persona que se les acerque. Dispuestos a irse de la mano del primer adulto que muestre interés en ellos. Muchos padres adoptivos cuentan a veces con alivio y otras con extrañeza como la primera vez que visitaron el orfanato había niños que se acercaban o les abrazaban al verle, incluso su propio hijo les recibió con un fuerte abrazo y este tipo de conducta se prolongó en el tiempo después de la llegada a casa. Estas conductas que se van modificando y mejorando con el tiempo a medida que el niño desarrolla un apego seguro con sus padres, no dejan de ser síntoma de un trastorno de apego inicial como consecuencia del abandono previo, de los malos tratos o de una institucionalización prolongada.

Charo Blanco Guerrero.
Psicóloga. Psicoterapeuta Infantil

Centro Concilia Málaga
Especializado en familias adoptivas y trastornos de conducta.

Fuente: artículo publicado en el Blog Adopción Punto de Encuentro. (www.adopcionpuntodeencuentro.com)

Adopción: el aprendizaje de una nueva lengua. Por: Juan Antonio Casalilla Galán.

 Función comunicativa – función cognitiva.

adquisición del lenguajeEl lenguaje, entendido como capacidad simbólica, es una de las capacidades humanas más poderosas y al mismo tiempo es el atributo que puede manifestarse como más frágil. Por otra parte está profundamente arraigado en nuestro ser como ninguna otra capacidad psicológica al vehicular nuestras relaciones con los otros y con el mundo. Para su existencia y desarrollo depende del entorno social y cultural en el que estamos inscritos.

A efectos expositivos podríamos distinguir tres funciones principales del lenguaje:

  1. La comunicación.
  1. La autorregulación.
  1. La operación cognoscitiva (pensamiento).

Muchos niños procedentes de la adopción probablemente hayan escuchado y hablado poco en su lengua materna y tengan un lenguaje limitado, su desconocimiento de la propia lengua puede estar ligado a la falta de vínculos de comunicación y de intercambios afectivos. Algunos niños pueden presentar trastornos en la adquisición del lenguaje, porque el desarrollo del lenguaje está condicionado por la interacción entre el niño y los demás. Un niño con escasa interacción con figuras adultas estables va a presentar dificultad en el desarrollo del lenguaje.

Una vez que los niños se han adaptado a su nueva realidad y se ha consolidado el proceso de apego a su familia adoptiva se observan grandes progresos en la evolución de la nueva lengua, un buen indicador de los cambios que producen las interacciones relacionales que están teniendo con adultos estables.

El lenguaje coloquial que permite la interacción con los otros suele adquirirse con bastante agilidad (función comunicativa).

No sucede lo mismo con la comprensión de conceptos de mayor complejidad. En algunas ocasiones, y aunque los niños hayan adquirido un elevado nivel de comprensión y expresión en la nueva lengua, pasado un tiempo pueden presentarse dificultades para:

  • Comprender términos abstractos.
  • Comprender historias de lecturas más complejas.
  • Seguir instrucciones multi-secuenciales.
  • Comprender preguntas conceptuales o hipotéticas.

Vemos como el desarrollo de habilidades lingüísticas más abstractas (función cognitiva) está más comprometido en los menores adoptados. Puesto que el lenguaje escolar es un lenguaje más descontextualizado y su comprensión no viene dada por la situación comunicativa concreta, la comprensión de conceptos en el aula irá por detrás de lo que podríamos esperar observando sus habilidades comunicativas.

Conservación de la lengua original. 

lengua 1El tema de la conservación de la lengua del país de origen en los menores adoptados ha sido un problema no suficientemente debatido, y se ha resuelto con celeridad sin haber entrado en algunas consideraciones que pueden matizar la oportunidad de fomentar  su aprendizaje y uso.

Por un lado existe un consenso generalizado de que los niños que inician el aprendizaje de otras lenguas en edades tempranas tendrán más facilidad para ser bilingües o plurilingües y que incluso el aprendizaje de varias lenguas en paralelo beneficia el desarrollo cognitivo y los aprendizajes.

Sin embargo en adopción el proceso de adquisición de la lengua materna se  interrumpe abruptamente en su aprendizaje y   es  sustituido por una segunda lengua. Si una lengua no se utiliza y carece de valor funcional desaparece. Es por lo que en un niño adoptivo (dentro del primer año en su nuevo hogar) la lengua materna se extingue rápidamente y la nueva lengua  asume sus funciones.

El idioma de origen, en muchas ocasiones, no tiene ningún significado funcional o sentido personal para  el niño, mientras que necesitan el  idioma en el que están inmersos plenamente funcional para su adaptación a la nueva realidad  material y relacional. Su anterior idioma, en la inmensa mayoría de las ocasiones, no será apoyado (hablado) por su nueva familia, pero esa misma familia le proporcionará el modelo de  lengua actual apropiado.

La enseñanza de su lengua de origen  o apoyos para el mantenimiento de la misma  (para sólo una parte del día y sin el lenguaje de la familia)  conducirá en no pocas ocasiones a una turbación en la comunicación  y a generar confusión.  En este caso, el esfuerzo por el mantenimiento de la lengua, sería un gasto de tiempo y recursos así como impedir el estudio del niño del  idioma del nuevo país en el que están inmersos. El vínculo lingüístico favorece el apego y el niño que aún no tiene rudimentos de nuevo idioma  con el que se comunica con sus padres puede recibir mensajes contradictorios.

Una frecuente y errónea comparación a este respecto es la que se hace con niños inmigrantes. Para los niños de familias inmigrantes, la adquisición de una nueva lengua a menudo está basada en un  modelo “aditivo”, se dará una  relación dinámica entre las primeras y segundas lenguas, pudiéndose cambiar su predominio, su importancia subjetiva y su dominio relativo. Cuando la segunda lengua es agregada a las habilidades del niño sin peligrar sustancialmente su lengua materna llamamos este el modelo “aditivo” de bilingüismo ya que familias inmigrantes con su lengua materna totalmente funcional. Este no es el caso de la adopción.

Puede ser una dirección errónea, la educación y actividades bilingües relacionadas con la lengua de origen, que se realizan en muchos lugares (dirigidos por una mal entendida prescripción de conservar la cultura y raíces, o bien por considerar el idioma inicial del menor como un “valor añadido” del currículo futuro del menor).

Así a la hora de fomentar la conservación de su lengua es necesario tomar en consideración la edad del niño, el valor funcional de su lengua, el significado vincular de la misma…etc.

 

gracias
|Juan Alonso Casalilla Galán. Psicólogo.Especialista en Adopción.

|Por compartir con nosotros su artículo: ADOPCIÓN: EL APRENDIZAJE DE UNA NUEVA LENGUA

Sobre el AUTOR: 

Juan Alonso Casalilla Galán. Psicólogo.Especialista en Adopción.

Es autor delManual para la valoración de la idoneidad en adopciónde la Comunidad de Madrid, de “El reto de ser padres: guía práctica de postadopción”, así como de diversos artículos científicos relacionados con la Adopción.

Experto en Protección de Menores, es colaborador permanente en diferentes administraciones públicas (autonómicas y centrales) para la Formación de Profesionales que trabajan en Adopción y Acogimiento Familiar.

Desde 1987 ha realizado su actividad profesional en el ámbito de los menores protegidos. En la actualidad y desde hace veinte años desempeña su labor profesional como psicólogo en distintas áreas del Instituto Madrileño de la Familia y el Menor.

Recomendamos visitar su blogDeseo y razón  sobre Adopción, acogimiento y familias. Reflexiones y comentarios relacionados con esta manera de crear familia.

Fuente: Entrada publicada en Blog "Adopción Punto de Encuentro" (www.adopcionpuntodeencuentro.com)

He visto importante su publicación, por lo interesante del mismo. Totalmente recomendable el seguimiento de ambos blogs...

La adopción es un acto de amor, no un favor. (Artículo de Opinión. Adopción Costa Rica)

     Es frecuente escuchar a muchas parejas manifestarse negativamente contra el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) sobre el tema de las adopciones, igualmente la ciudadanía posee un concepto poco favorable de la labor institucional en general.    
     Pero bien lo dice el dicho, “Al César lo que es del César”, y no hay nada peor que hablar sin antes conocer en detalle algunas situaciones que enfrenta la entidad, no con el afán de tapar las debilidades, sino por el contrario con el objetivo único de colaborar en mejorar la vida de muchos niños, niñas y adolescentes que requieren dicha atención.   
     Primero es necesario aclarar que no todos los menores de edad que permanecen en albergues o casas de cuido del PANI pueden ser adoptados. La mayoría de estos pequeños vive bajo la protección del Estado, pues fueron separados de sus familias por situaciones particulares, podrían eventualmente regresar con sus seres queridos si así lo demanda un juez. 
     Otro de los errores frecuentes es pensar que si estas personas no vuelven a sus viviendas serán de inmediato dados en adopción; no funciona así, hay un proceso judicial que demora tiempo para declarar a los menores en estado de abandono y ahí es cuando se analizan las opciones de nuevos padres o encargados.    
     Es cruel decirlo de esta forma, en la mayoría de los casos los afectados ya están un poco crecidos y son las familias que se inscriben en el patrón de interesados en adoptar los que se niegan a hacer las gestiones.
    Así de sencillo, esta es una realidad que no conviene contar, pero es la verdad. Según expertos del PANI, los mayores de cinco años no gustan a las parejas, es decir son marginados por quienes en algún momento deciden ampliar la familia.
    La misma institución lo reconoce, existen deficiencias y para nadie es un secreto que el presupuesto es limitado, pero ello no justifica que los procesos de adopciones sean largos, engorrosos y a veces muy costosos.
    El sol no se puede tapar con un dedo, y en eso hay que ser sincero, cuando se habla de adopciones en este país, hay quienes piensan solo en llevar a casa bebés recién nacidos, con X o Y características, que se parezca a la familia entre ellas.
   Bueno, eso será imposible. De boca de los propios jerarcas este medio de comunicación supo que hay parejas que se dan el lujo de renunciar a ser padres de un menor de nacionalidad centroamericana por ejemplo, o bien con la piel oscura (moreno o de raza negra).
     Peor aún, hay quienes niegan la posibilidad de acoger a un pequeño si conocen que la madre es adicta, prostituta o privada de libertad.
    Y hay algo más, los niños y niñas que hoy permanecen en albergues del PANI y que podrían tener una nueva vida, experiencias y amor, siguen ahí porque los interesados en adoptar no querían, así como suena, menores con alguna discapacidad.
    Entonces con qué propiedad hablamos en este país de la mala gestión del Patronato, si tomamos en cuenta que las familias con deseos de amparar a un chiquito son selectivas.
    Los menores que esperan una oportunidad y que por razones distintas deben ser dados en adopción tienen derechos, estos no se encuentran por debajo de los intereses de nadie.
    Si una pareja y una familia quieren con el alma ser padres -porque la vida o la naturaleza no les dio esa oportunidad- deben entender que sus necesidades no son la prioridad, se trata de niños, de bebés que esperan primero ser aceptados y respetados; por ahí comienza el amor.
    No es justo que cientos de personas se lancen a buscar un pequeño para adoptar pensando que eso vendrá a remediar inconvenientes físicos o psicológicos.
    Adoptar a un infante es amarlo tal cual es; respetarlo desde que se piensa en la posibilidad de dar una vida en familia, pero no depende jamás de su apariencia física o de su color de piel, mucho menos de su origen.
    Hay niños esperando tener nuevas oportunidades y no está justificado que se antepongan los ideales familiares a las necesidades de los menores.
    Entonces sí hay opciones, solo que habría que analizar realmente con qué objetivos acuden las parejas en busca de un niño.
    Los pequeños que esperan en un albergue no se fijarán si sus nuevos padres son flacos, gordos, con discapacidad, pobres o adinerados, profesionales y de origen humilde, extranjeros, blancos, negros o chinos.
     ¿Qué pasaría si el proceso de selección fuera a la inversa?, pues además de tener condiciones para asumir un integrante en la familia, hay ingredientes que todo lo superan: son el amor y la incondicionalidad, que no hacen reparo en las capacidades de los niños y niñas.
    Y si muchos de ellos están el PANI sin opciones habrá que analizar cuándo y cuántas veces fueron marginados por parejas interesadas.
    Si el PANI tiene que lidiar con los gustos extremos de los adultos, que difícil, porque de eso no se trata y de ahí es comprensible que haya una larga lista de no elegibles. 
(Fuente: www.diarioextra.com) (Artículo Opinión)

viernes, 14 de agosto de 2015

Padres negados, por Patricia del Río.

Todas las personas que conozco que han adoptado un niño adoran a sus hijos tanto o más que cualquier padre biológico y los han criado con esmero y dedicación. Sin embargo, para poder alcanzar el noble objetivo de asumir como propio un niño ajeno pasaron por tortuosos procesos de adopción en el Perú que algunos asumieron con estoicismo y otros abandonaron.

A los miembros de la pareja X (nos reservaremos las identidades a pedido de las personas consultadas), con excelente posición económica, que intentaron por años tener un hijo propio sin éxito, la psicóloga que los atendió les dijo que no estaban en condiciones de adoptar, porque la señora estaba muy ansiosa por cuidar un niño. “Demasiado desesperada” fueron sus crueles palabras, así que debía esperar unos años a que se le pasara. La pareja hoy tiene dos niños adoptados en Colombia que son inmensamente felices. 

A la mujer soltera Z, profesional reconocida en su medio, le negaron por más de dos años la adopción de un niño al que había conocido en un albergue del Inabif cuando asistía como voluntaria. La respuesta de las autoridades fue tan tajante como absurda: ya tienen un vínculo afectivo anterior, y eso está prohibido. Es decir, en la perversa lógica de nuestros funcionarios es mejor que el niño no conozca ni de casualidad a los padres con los que va a pasar el resto de su vida. La señora Z no se dejó vencer y hoy vive con su hijo adorado en casa. 

La familia Cavero (su caso es público, por eso citamos su apellido) lucha hace tres años por adoptar a un niño que sus integrantes criaron desde que nació. Se trata de una criatura que nació en la cárcel y que fue entregada a esta pareja voluntariamente por la madre para que no creciera en un centro penitenciario. Al salir su madre biológica en libertad no se hizo cargo de él, y los esposos Cavero lo entregaron a las autoridades para regularizar su situación y poder adoptarlo. Durante más de un año les impidieron las visitas (porque estaban demasiado apegados al niño) y hoy les niegan la adopción por razones incomprensibles y hasta crueles que la jefa de la dirección de adopciones, la señora Eda Aguilar, es incapaz de sustentar. El niño llegó al Inabif a los 3 años, hoy tiene 7 y sigue llorando por volver a lo que él llama su casa.

Podríamos citar cientos de casos, y las historias serían más o menos las mismas. Todo proceso de adopción debe ser cuidadoso y muy riguroso. Pero en nuestro país resulta irracional y cruel. A los padres adoptivos suelen tratarlos como sospechosos de querer hacerles daño a los niños. 

Hay más de 15 mil niños que viven en albergues esperando un hogar. El Poder Judicial se demora siglos en declararlos en estado de abandono para poder ser acogidos por una familia. Pero cuando por fin eso ocurre, la burocracia se encarga de desalentar a gente buena, que solo quiere dar amor. Y la verdad, ya basta. Ya es hora de que empecemos a exigirles a las autoridades que se dejen de jugar con el futuro de los niños. No puede ser que cuando se trata de tildar de asesinas a las madres que abortan, nadie nos gana. Pero cuando hay que exigir que el Estado cumpla con los niños abandonados que necesitan un hogar, a nadie le importa.

(Fuente: www.comercio.pe)

Los "hijos del agresor" japonés que adoptaron los chinos.

A Yohachi Nakajima, de 73 años, le siguen saltando las lágrimas cada vez que recuerda, décadas después, a su madre adoptiva y al pueblo chino que consideraba suyo, cuando era un niño perdido en el derrotado imperio japonés.

Apenas tenía 3 años cuando Tokio capituló en la segunda guerra mundial, el 15 de agosto de 1945, dejando alrededor de un millón y medio de japoneses bloqueados en Manchukuo, un Estado títere creado por Japón en el noreste de China.

Agricultores, obreros y jóvenes reservistas habían inmigrado a la región desde los años de 1930, mientas el Ejército japonés llevaba a cabo una brutal campaña de colonización por toda Asia.

Entre ellos se encontraba el padre de Yohachi, Hiroshi, que fue alistado apenas tres semanas antes de la rendición de su país y nunca se supo cuál fue su suerte.

La madre del pequeño Yohachi, enferma y pobre, buscó una familia que se ocupara de él: llevó a su hijo, con el vientre inflado por el hambre, a la plaza central del pueblo, donde una mujer, Sun Zhenqin, se prestó voluntaria para acoger al niño, al que le puso el nombre de Lai Fu (La suerte que llega).

"Era una partera, y su decisión debió de ser impulsiva", cuenta Yohachi a la AFP. "Sin duda fue por pura humanidad por lo que decidieron adoptarme y criarme, a mí, un hijo del agresor".

Después de que el emperador Hirohito anunciara la capitulación, la situación de los inmigrantes japoneses en China empeoró de golpe y decenas de miles de ellos murieron de hambre y por enfermedades, a medida que el inclemente invierno se instalaba en la región. Algunos de ellos recurrieron al suicidio colectivo, reuniéndose en casas que luego hacían estallar, mientras otros mataban con sables a mujeres y niños para terminar con su sufrimiento.

Sun Shouxun, un chino de 58 años, recuerda cómo su madre acogió a una niña japonesa por la que sus padres sentían un profundo afecto. "La opinión pública estaba contraria entonces a la adopción de niños japoneses y así era entre nuestros allegados", cuenta.

Aunque no se sabe con precisión cuántos niños japoneses quedaron huérfanos en China, Tokio habla de 2.800.

Yohachi volvió a Japón con 16 años y ya solo volvió a hablar en una ocasión con su madre adoptiva. Fue en 1966, durante un viaje a China como traductor en un intercambio cultural. Pero en plena Revolución Cultural y con restricciones a los extranjeros, Yohachi apenas alcanzó a llamarla por teléfono y escucharla gritar "¡Lai Fu! ¡Lai Fu!", antes de que la comunicación se cortara.

Tumba vacía en Japón

También se dieron casos de mujeres jóvenes a las que enviaban a casarse con inmigrantes japoneses.

Fumiko Nishino, de 88 años, fue una de ellas, aunque oficialmente trabajaba como operadora telefónica con sus dos hermanas. Muchos años después de su llegada, a las tres se les ofreció la posibilidad de volver al archipiélago, pero Fumiko, que tuvo gemelos con un soldado chino, se negó a irse.

"Perdí el contacto con mi familia japonesa tras años y años sin una llamada, ni una carta", cuenta. "Cuando por fin volví (a mediados de los años 1970) había una tumba que decía que yo había muerto a los 19 años. Retiré la lápida y la rompí llorando y riendo a la vez con mi familia", recuerda.

En 1959, Japón declaró que cerca de 20 mil japoneses que se habían quedado en el extranjero, especialmente en China, habían muerto o no querían volver, abandonándolos por segunda vez.

Yohachi forma parte de los afortunados. Encontró a su madre biológica y estuvo muy cerca de ella hasta su muerte, a los 98 años. Pero en su corazón quedaron la amabilidad de Zhenqin y del resto de aldeanos, y el trabajo en el campo recompensado por las noches con un humeante plato de patatas.

"¿Y si las cosas hubieran sido al revés? Me pregunto si los japoneses habrían actuado de la misma manera", se pregunta Yohachi.
(Fuente: www.elobservador.com.uy)

Las peticiones para adoptar en el extranjero caen un 85% en Córdoba.

La crisis y el endurecimiento de las condiciones para adoptar impuestas por los países de origen de los menores han provocado una caída progresiva de las solicitudes de las familias en estos últimos años, tendencia que se ha acelerado coincidiendo con la recesión económica. Ese frenazo en seco en la demanda ha sido generalizado en toda España, y Córdoba no podía ser una excepción. Si en 2006 -doce meses antes de que comenzara la actual coyuntura- se recibieron un total de 140 peticiones de adopción internacional, el año pasado apenas superaban la veintena (21), según los últimos datos de la Delegación de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía.

La caída de estos procesos es lógica, teniendo en cuenta el coste total de peticiones para acoger a niños de forma permanente. Puede oscilar entre los 7.000 y los 40.000 euros. En China, por ejemplo, la cantidad a desembolsar asciende a 10.000 euros aproximadamente. Rusia y Vietnam son algunos de los países más caros, entre 15.000 y 30.000 euros; mientras que en algunos países africanos como Etiopía el tiempo de espera es menor que la media y puede cerrarse el proceso por unos 7.000 euros. 

Junto al desembolso económico, otra de las circunstancias que ha frenado el número de solicitudes de adopción se refiere a los requisitos de los lugares de origen de los menores. Según aseguran fuentes consultadas, puede pasar más de un lustro desde que una familia que tiene su declaración de idoneidad tiene consigo al menor. Países como Rusia o China, que son los que más niños ponían a disposición de los adoptantes, han echado para atrás a muchos solicitantes, ya que esto al final se traduce en más años de espera y mucha desesperación. Como muestra, un botón: están sin resolver varios expedientes de adopción abiertos hace 8 y hasta 9 años. Esto implica que hay que repetir la declaración de idoneidad dos y hasta tres veces, porque caduca a los tres años.

Más nacionales

Frente al descenso en las adopciones internacionales, las nacionales se mantienen e incluso las solicitudes se han incrementado en el último año más de un 50%, al pasar de 20 en el 2013 a 31 en el 2014. En estos casos, las solicitudes para adoptar a niños a partir de 5 o 6 años, o a dos hermanos, o para pequeños de minorías étnicas o con necesidades especiales se resuelven pronto, pero pocos padres están interesados en hijos con estas características.

(Fuente: www.sevilla.abc.es)

Los niños con discapacidad inundan los orfanatos de China.

BEIJING (CNN) - Lo primero que me llama la atención de JiaJia es que casi se parece a Supermán.

El niño de nueve años estira las piernas y los brazos en posición de vuelo, está bocabajo sobre algo que parece una patineta modificada y usa la impresionante fuerza de su torso para acelerar e ir y venir a toda velocidad por el piso. Incluso lleva puesta una camiseta con el clásico logotipo del superhéroe estadounidense.

"Supermán", dice sonriendo. "Es tan genial".

Casi no notas que las piernas de JiaJia se arrastran inertes hasta que se jala hacia la mesa y se sienta para almorzar.

Los padres de JiaJia lo abandonaron afuera de una clínica de fertilidad cuando tenía apenas tres meses de vida. Una mala cirugía para reparar la espina bífida lo dejó paralizado de la cintura para abajo. El procedimiento afectó los nervios de su espina dorsal y eliminó las funciones de la parte inferior del cuerpo.

A pesar de todo, aprendió a nadar, va a la escuela cuando puede y cambia sus propios pañales diligentemente. JiaJia (se pronuncia Ya Ya) sueña con volverse policía.

"Solo quiere ser igual que los otros niños de su edad", dice Melody Zhang, directora asociada de Children's Hope International en Beijing.

'Si tengo padres, puedo tener vida'

La agencia de adopciones ha tratado de encontrar una familia para JiaJia durante la mayor parte de su vida. Ha conmovido a muchos de los empleados y voluntarios de la Casa Alenah, un centro médico de acogida en la capital china que actualmente atiende a 23 niños chinos con discapacidad.

JiaJia es el mayor y el que más tiempo lleva en la casa. Es el hermano mayor de facto de los otros niños y finge que boxea, juega a los carritos e incluso canta con ellos.

Una vez, una familia prometió adoptar a JiaJia, pero se arrepintieron. JiaJia ha visto que muchos de sus amigos encuentran hogares y luego se van.

"Fue muy, muy difícil encontrar una familia para JiaJia. Esperamos nueve años", dice Zhang. "Él esperó nueve años".

A principios de este año, una familia estadounidense presentó su documentación para adoptar a JiaJia. Se enteraron de su situación gracias a los otros feligreses de su iglesia, quienes adoptaron al mejor amigo de JiaJia en la misma casa hogar.

Sin embargo, la familia Wilson, originaria de la zona de Kansas City, solo ha recaudado una parte de los 36,000 dólares (unos 560,000 pesos mexicanos) que se estima que costaría el proceso de adopción. Tienen un blog y una página de Facebook en la que documentan el proceso de adopción.

Aunque todo salga bien, podrían pasar varios meses antes de que JiaJia se incorpore a su nueva familia, en Missouri. Ha hablado por Skype con sus futuros padres, hermanas, abuelos y dice que quiere estar con ellos "en este momento".

La espera de unos cuantos meses le parece una eternidad. Toda su vida ha esperado una familia. "Es un niño muy fuerte y adaptable. Usualmente no muestra sus sentimientos. Trata de ser un niño alegre", dice Zhang.

Sin embargo, el dolor se hace patente en su voz mientras explica por qué quiere una familia.

"Si tengo padres, puedo vivir. Puedo tener una vida", explica.

Luego, las lágrimas empiezan a rodar por sus mejillas. En cuestión de segundos, yo también estoy llorando, igual que todos los miembros de nuestro equipo. Nos sentamos a llorar juntos, en silencio. Durante un instante, entendemos el dolor de JiaJia.

La cifra de huérfanos con discapacidad va en aumento

Es un dolor que comparten muchos niños en la China moderna. La cantidad de niños abandonados disminuyó a un ritmo constante a lo largo de la pasada década, pero sigue siendo perturbadoramente alta. Hoy, casi todos los niños despreciados de China tienen alguna discapacidad. Cada día se reportan docenas de casos de niños abandonados.

Algunos son más trágicos que otros. La semana pasada, rescataron a una recién nacida de un baño público en Beijing, en donde la Policía la encontró de cabeza en el desagüe del inodoro.

Los vecinos vieron salir a una joven antes de escuchar el llanto de la niña. La recién nacida recibió tratamiento en el hospital y una fuente policial que no tiene autorización para hablar con los medios dijo a CNN que llevaron a la niña a un orfanato gubernamental.

En mayo, rescataron a un bebé con labio leporino que estuvo enterrado en el bosque durante 10 díasen el la provincia de Guangxi, en el sur de China.

En mayo de 2013, encontraron vivo a un bebé recién nacido en la tubería de un inodoro en Jinhua. Lo dieron de alta del hospital y sus abuelos maternos lo llevaron a casa. Su madre soltera, de 22 años, dijo a la Policía que había sido un accidente y no se presentaron cargos.

El gobierno chino ha abierto docenas de "cascarones para bebés" (habitaciones pequeñas e independientes en los orfanatos que están equipadas con cunas, incubadoras y aire acondicionado) a lo largo de los pasados cinco años para ayudar a los padres a dar a sus bebés en adopción en vez de abandonarlos en las calles o algo peor.

Uno de estos centros en la provincia de Shandong, en el este de China, reportó el año pasado que durante los primeros 11 días de operación, recibió 106 niños, todos con discapacidades o afecciones de salud.

"Las políticas de asistencia social no están completas en China", dice Wang Zhenyao, director del Instituto de Investigación Filantrópica de China. "Además hay muchas lagunas en nuestras políticas humanitarias".

El Instituto de Investigación Filantrópica de China, que colabora cada año con la Unicef para producir el Informe de Políticas sobre Asistencia Social Infantil en China, emitió un boletín en 2014 en el que indica que la cantidad de huérfanos con discapacidad ha aumentado de 30,000 a 50,000 por año. El instituto señaló que hay 878 organizaciones que reciben recursos del sector privado que cuidan a los huérfanos y a los bebés abandonados.

El gobierno chino señaló que en todo el país hay aproximadamente 600,000 huérfanos. Otros grupos señalan que la cifra está más cerca del millón.

Los orfanatos y las casas hogar de China ya no están llenos de niñas sanas, como ocurrió durante el auge de la aplicación de la política del hijo único. Las leyes se relajaron, lo que permite que los padres paguen una multa por cada hijo adicional, además de que las posturas de la sociedad tradicionalmente patriarcal están cambiando poco a poco.

"Antes era más frecuente que hubiera niños abandonados y la situación era mucho más complicada hace varios años (a causa de) la política del hijo único, la cuestión del género y las malas condiciones de vida en China", dice Wang. "Hoy, los problemas graves de salud serían la razón principal por la que los padres abandonan a sus hijos".

A pesar del acelerado crecimiento económico, los expertos en asistencia social dicen que la segunda mayor economía del mundo carece de una red de seguridad social eficaz, lo que desemboca en que cientos de miles de huérfanos sean "inadoptables" por ley después de los 14 años.

'No se merecen esta clase de vida'

Me conmueve la abrumadora cantidad de historias trágicas que encontramos tan solo en una de las muchas casas hogar de China.

Tal vez la historia más trágica sea la de una niña que nunca podré conocer. Yuanyu era una hermosa niña de 18 meses con una sonrisa dulce y una grave parálisis cerebral. Nunca pesó más de cinco kilos. Yuanyu murió hace dos semanas.

"Sabemos que ahora está en un lugar mejor", dice Christina Weaver, una misionera canadiense de 17 años que trabaja como voluntaria en la Casa Alenah.

La foto de Yuanyu se agregará a un muro cerca de la parte trasera de la casa hogar, en donde se ponen retratos de los niños que han muerto a lo largo de los años. Mientras miras las fotos, puedes escuchar a los otros niños jugando. Me pregunto si ellos encontrarán familias que los amen antes de que sea demasiado tarde.

"Todos necesitan amor. Todos merecen amor", dice Weaver. "No se merecen esta clase de vida".

(Fuente: www.cnnmexico.com)